Cada 8 de septiembre, millones de cubanos dentro y fuera de la isla vuelven sus miradas a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona y madre espiritual de Cuba. Como en Albacete estamos festejando con la Patrona de la ciudad La Virgen de Los Llanos. Ambas virgenes ha sido venerada durante siglos como guía y consuelo en medio de la adversidad.
Cariñosamente llamada “Cachita” la Virgen de la Caridad del Cobre, representa mucho más que una advocación mariana: es símbolo de identidad, resistencia y esperanza para todo un pueblo.
La tradición sitúa el origen de su devoción a inicios del siglo XVII. Tres hombres conocidos como los Tres Juanes —Juan Moreno, Juan de Hoyos y Juan de la Cruz— navegaban en la Bahía de Nipe en busca de sal, cuando una tormenta los sorprendió.
En medio del oleaje, hallaron flotando una pequeña imagen de la Virgen María sobre una tablilla de madera. Lo sorprendente es que, pese a la tempestad, la imagen estaba seca y en perfecto estado. En su mano derecha sostenía al Niño Jesús y en la izquierda una cruz de oro. En la tablilla se leía la inscripción: “Yo soy la Virgen de la Caridad”.
El hallazgo fue considerado milagroso y pronto la noticia se extendió entre los pobladores y mineros del Cobre, quienes adoptaron a la Virgen como protectora. Aunque la imagen fue llevada a distintos lugares, siempre regresaba de manera misteriosa a la zona del Cobre, lo que se interpretó como una señal de que allí debía permanecer. En esa región, donde trabajaban esclavos africanos, indios y campesinos pobres, la devoción a la Virgen se unió a las luchas por la dignidad y la libertad.
Primero se levantó una pequeña ermita en el siglo XVII, sustituida con el tiempo por templos mayores, hasta llegar a la Basílica del Cobre, inaugurada en 1927. Hoy, este santuario se alza en lo alto de una colina como un faro espiritual de Cuba, destino de miles de peregrinos que llegan a pie, en bicicleta o incluso de rodillas para rendirle homenaje.
Las paredes del templo guardan ofrendas de todo tipo: medallas olímpicas, uniformes militares, vestidos de quinceañera y cartas de agradecimiento por los milagros atribuidos a “Cachita”.
En 1916, el Papa Benedicto XV la proclamó oficialmente Patrona de Cuba, respondiendo al clamor de los veteranos de la Guerra de Independencia, quienes la habían considerado su protectora en el campo de batalla. Décadas más tarde, en 1998, durante su histórica visita a Cuba, el Papa Juan Pablo II coronó la imagen y la definió como “madre y protectora de todos los cubanos, sin distinción”.
La devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre va más allá del catolicismo. En la santería, es identificada con Oshún, la orisha del amor y los ríos, lo que refuerza su arraigo en la vida espiritual del pueblo.
Desde campesinos y obreros hasta artistas y deportistas, todos encuentran en ella un símbolo de unidad, fe y esperanza. Su imagen acompaña a los cubanos en medallas, estampas y altares domésticos.
Hoy, 8 de septiembre, millones de cubanos elevan plegarias a Cachita: por la salud de sus familias, por los enfermos, por los niños, por la paz de la nación y por los que han perdido la fe. Que la Virgen de la Caridad del Cobre ilumine el camino de Cuba, proteja a sus hijos dentro y fuera de la isla y traiga fortaleza y esperanza a cada corazón.
¡Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, ruega por nosotros!